1) ¿Cómo actúa en clase, en casa y con sus amigos?
Los niños con una pobre valoración de sí mismo pueden expresarlo de distintas maneras. En este tema no tienen cabida las generalizaciones ni determinaciones. El autoestima y el proceso por el cual se lleva a cabo es también cambiante y fluctúa todo el tiempo, pues somos seres en movimiento. Aún así, podemos distinguir niños que tienden a tener una baja autoestima, sin embargo las manifestaciones son muchas y muy diversas entre sí. Algunas señales comunes pueden ser la necesidad de siempre ganar, llantos, perfeccionismo, la autocrítica, timidez, ansiedad, y dificultades en sus elecciones.
Que llegue un niño a consulta con esta sintomatología es muy recurrente, sobretodo porque nuestra sociedad ( familia, colegios, barrio) valoriza la “ley del más fuerte” -el más astuto, más inteligente, más bonito, y más popular, quedando fuera de competencia todo quien no logre este ideal.
2) ¿Qué pueden hacer los padres y profesores para potenciar la autoestima en los niños?
La palabra autoestima, tiene relación con cómo nos valoramos a nosotros mismos. Sin embargo, a pesar del prefijo “auto”, ésta valoración siempre está influenciada por el ambiente, en un proceso que se empieza a gestar, incluso antes de haber nacido. Es por eso que, así como pueden dañar la autoestima de hijos y alumnos, padres y profesores pueden ayudar mucho a potenciar su autoestima.
Lo principal que podemos hacer es ayudar al niño a que vuelva a contactarse con su potencial. Ayudarlo a reformular sus frases con connotación negativa (“no puedo”) a una positiva (“esta vez lo intentaré”).
Algunas pautas básicas para que padres y profesores puedan ayudar en este reencuentro con su potencial son; aceptar en todo momentos los sentimientos del niño, valorándolos y no negándolos (por más penosos que nos parezcan), respetar su individualidad y características personales, darle refuerzos positivos específicos, darle responsabilidades para que pueda experimentar la libertad de elegir (tomando en serio sus elecciones) y evitar la crítica excesiva, eliminando los “deberías” que tanto estamos acostumbrados a aconsejar.
3) ¿Cómo le afecta a un niño tener una autoestima baja? ¿Qué consecuencias tiene este problema en su vida académica, familiar y social?
Tener una autoestima baja, sin duda, influye en nuestra forma de relacionarnos con el mundo, y ésta puede ser más riesgosa o no, según las características personales del niño, el apoyo ambiental con el que cuenta y la edad por la que está atravesando.
Un niño de 4-5 años por ejemplo, podrá ser más reacio a la independencia y encontrará en sus padres- generalmente, la madre- el salvavidas a todos sus miedos. Su vida social será más pobre que la de otros niños, pues le costará confiar en los demás, y la etapa de exploración e interacción con el medio le llevará más tiempo de lo normal.
En la adolescencia en cambio, si no se cuenta con un apoyo ambiental seguro e incondicional, una baja autoestima puede llevarlos a situaciones más riesgosas, donde la toma de decisiones y las elecciones pueden ser guiadas por la urgente necesidad de pertenecer a un grupo y sentirse valorado por éste.
4) ¿Qué consecuencias puede tener para su futuro, si desde pequeño tiene problemas de autoestima?
Las consecuencias de los problemas de autoestima son diversas, y éstas dependen también de si fueron tratados o no y de cómo el ambiente reacciona antes sus dificultades. Lo principal es el desarrollo de sentimientos de angustia, que no son fáciles de ocultar y que, inevitablemente, generan un malestar emocional. En el ámbito social, la baja autoestima fomenta la desconfianza en las relaciones de amistades y de pareja que, si no son abordadas de buena manera, pueden terminar en sentimientos hostiles de envidia, celos y dependencia. Por otra parte, la baja autoestima generará, en un nivel más extremo, que los límites entre la persona y el ambiente sean cada vez más permeables, influyendo en todas sus decisiones y elecciones la opinión y gustos de las personas que lo rodean, perdiéndose la autenticidad y espontaneidad del ser.
Ps. Natalia Fuenzalida Coloma
Psicóloga Clínica Infanto Juvenil